Ya han pasado más de dos meses desde la presentación de Rubén Semedo. Aquel ocho de junio el vicepresidente del Villarreal, José Manuel Llaneza aseguraba que «no habría más movimientos», después de cerrar las llegadas del zaguero y de Enes Ünal por casi treinta millones de euros.

A una semana del arranque liguero, el mensaje institucional del ‘Submarino’ ha variado. Estrategia de mercado o no, la realidad es que los amarillos buscan efectivos para reforzar una plantilla mermada tras las salidas inesperadas de Jonathan dos Santos y de Roberto Soldado.

Pablo Fornals se convirtió en una oportunidad de mercado irrechazable. Un castellonense con la voluntad de regresar a casa y con una cláusula de rescisión asequible según el potencial futbolístico que apunta el mediocentro: once millones. Sin embargo, la evolución de esta ventana de traspasos ha obligado a cambiar el plan sobre la marcha en Miralcamp.

El verano, pese a la plácido que se antojaba en La Plana, no lo está siendo. El Villarreal es el cuarto equipo que más ha gastado hasta ahora en toda la Primera División —42 millones— por delante del Atlético de Madrid, que solo ha firmado a Vitolo pese a la sanción. El esbozo del proyecto de Fran Escribá para la 2017/18 todavía adolece de un delantero. Gerard Moreno se complica, Lucas Pérez parece que irá a Riazor o a Newcastle conRafa Benítez, mientras que Vietto tiene demasiados pretendientes. Independientemente del atacante que llegue, el mercado amarillo está todavía muy abierto.