Cristiano Ronaldo está de caza en València. Eso sí, no es que busque nueva novia ni que flirtee con ningún club. Tampoco ha venido a verse con Peter Lim, propietario de sus derechos de imagen. Lo que en realidad busca el portugués son inversores para implantar sus gimnasios en Valencia. Un tentáculo más dentro de su plan comercial.

Los asesores de la franquicia de gimnasios que explotan la marca del portugués, CR7 Crunch Fitness, tienen previsto su aterrizaje inminente en la ciudad. Lo harán la próxima semana en el Salón de la Franquicia, según informa este viernes Levante-EMV. "El negocio necesita ciudades de entre 125.000 y 150.000 habitantes, con lo que Valencia dará para dos o tres franquicias", asegura Nicolás Visiers, director de operaciones de la empresa para España y Portugal.

Las tarifas para los futuros clientes de estos gimnasios low cost con el soporte de la marca CR7 rondan los 12 euros al mes. En Madrid ya funcionan dos en los que hay tres tipos de cuotas: una de 12 euros al mes que permite al socio acceder sólo a las clases de fitness, otra de 24 a la que se añaden clases dirigidas y acceso al spa y una última de 36 que permite invitar a un amigo, además de servicio de toalla y champú.

Bastante más costosa, sin embargo, es la inversión, a partir de 30.000 euros por 10 años más el 5,5 por ciento sobre las ventas. No obstante, donde hay que rascarse de veras el bolsillo es en la construcción o adaptación del local junto a la adquisición la maquinaria. Con eso la broma se va ya de 200.000 a 700.000 euros.

"La idea surgió porque sabía que Crunch fitness era una empresa muy fuerte. Es un concepto totalmente distinto de los demás, algo accesible a toda la gente, y me define mucho. No sólo un jugador sino una persona que cuida su imagen, su cuerpo y la salud. Era un proyecto que quería y estoy muy feliz", dijo Cristiano en una de las inaguraciones a la que asistió y en la que, para mover el cotarro, estuvo ejerciendo un rato como monitor de sala.