Siguiendo el ejemplo de Asenjo, este viernes ha sido Andrés Fernández quien se ha despedido del dique seco al recibir el alta de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que se produjo ante la Real Sociedad en la segunda jornada de LaLiga, el pasado 25 de agosto. Aunque llevaba varias semanas entrenándose con el grupo, es ahora cuando está ya en condiciones de competir.

«Han sido muchos meses de trabajo oscuro en el gimnasio. Me ha ayudado mucha gente y todos teníamos ganas de que llegara este día», aseguró el guardameta, que fue intervenido el 5 de septiembre. Después de la friolera de 210 días está como loco por jugar, aunque no se precipita: «Prefiero no ponerme una fecha concreta. Pero intentaré estar a tope para ayudar a mis compañeros cuando haga falta».

El calvario al que ahora ha puesto fin se remonta al 25 de agosto, cuando desde la segunda jornada liguera, frente a la Real Sociedad en Anoeta, no pudo cubrir la baja de su compañero Sergio Asenjo, también lesionado por una rotura de ligamento desde la temporada anterior. «He estado muchos meses trabajando para volver al equipo y ya estoy aquí. Es mucha gente la que está pendiente de ti y ayudándote para que esto suceda, por lo que es un triunfo de todos», comentó en rueda de prensa Andrés, que reconoció que siempre ha intentado «ir muy deprisa durante el proceso de recuperación» y que, no en vano, los médicos tuvieron que frenarlo.

Como era de esperar, la ayuda de Sergio Asenjo, que ha estado muy pendiente de él, ha sido clave en este periodo. Además, valoró el rendimiento del equipo durante su inactividad, aunque admitió que genera impotencia presenciar malas rachas y «no poder ayudar».

«Me dijeron tras lesionarme que era una lesión multifactorial, por numerosos condicionantes negativos, pero una recuperación es también multifactorial, de innumerables factores positivos generados por incontables personas: pareja, familia, mascota, amigos, compañeros, cuerpo técnico, fisios, médicos...», escribía en redes sociales el portero. «Siempre existen cosas positivas a tu alrededor, incluso en las peores circunstancias, sólo hay que saber dónde dirigir la mirada».

La enfemería, a rebosar

Con el regreso de Andrés el Villarreal pasa página, por fin, a la maldición en su portería. Como suele ocurrir en estos casos, lo suyo fue un accidente fortuito. Al intentar evitar una vaselina de Juanmi, que para más inri concluyó con el tercer gol de la Real, el ex del Oporto vio como su rodilla derecha se bloqueaba. Un jarro de agua fría para un equipo que por entonces celebraba que Asenjo, víctima cuatro veces de la misma lesión, volvía a ver la luz. Durante varias semanas Barbosa fue el único guardameta disponible en el primer equipo castellonense.

En realidad, los problemas médicos esta temporada han ido más allá de la portería. La lacra empezó con Bruno Soriano, todavía sin fecha de regreso por sus problemas en la tibia izquierda, y siguió con Adrián Marín, que tampoco se salvó del quirófano. Cheryshev, Roberto Soriano, Mario, Bonera o Rukavina fueron cayendo consecutivamente por unas o otras dolencias.