El partido prometía de inicio. Cani recibía en su nueva casa al equipo de toda su vida, con ganas de hacerlo bien, mientras que el duelo en la medular entre Riquelme y Aimar centraba la atención de todos los presentes. El astro del Villarreal y el ex valencianista son grandes amigos, ambos lucían el dorsal ´8´ a la espalda y los dos demostraron ser los verdaderos líderes de sus respectivos equipos.

Pero lo que verdaderamente importaba era que ganasen los amarillos y las cosas no empezaron bien. Los nervios seguían presentes y al Villarreal le costaba mucho conducir con inteligencia el balón. José Mari y Riquelme fueron los primeros en probar suerte, pero el peligro lo llevaba el Zaragoza por medio de Pablo Aimar. De hecho fue el Cai quien abrió el marcador a los 22 minutos en una jugada de Sergio García por banda derecha que tras dejar sentado a Fuentes pasó atrás para que el argentino sólo tuviera que empujarla.

Los groguets volvían a pagar caro la poca intensidad en defensa, aunque el equipo no se durmió. Senna estuvo a punto de marcar en un disparo lejano y poco después Forlán cruzó en exceso tras darse la vuelta con acierto dentro del área. El Villarreal volvía a buscar la suerte, aunque pudo llevarse un jarro de agua fría en un nuevo desajuste defensivo donde Aimar, tras un gran control, no tuvo la mirilla nivelada para colocar el balón en la escuadra. Todavía hubo un nuevo susto en el 43 en un mano a mano de Viera con Ewerthon, donde Arruabarrena, de rebote, despejó el peligro. El descanso fue el todo para los amarillos. Y es que a los tres minutos Cani puso el empate al empalmar un balón muerto en el área tras dos cabezazos. El aragonés comenzó a ofrecer su mejor versión, Forlán buscaba el gol con ganas y todos los de ataque se entendían con el cerebro Román. La sociedad Riquelme-Forlán en pleno rendimiento hacía presagiar lo mejor y en un saque de esquina el uruguayo volvió a marcar a los 59 minutos en un balón picado que pasó por encima de César. Poco después casi hizo el segundo con un disparo potente, Cani también lo buscaba pero fue Riquelme quien hizo el tercero de penalti tras una jugada ensayada. El choque quedó sentenciado y aunque el Zaragoza hizo el segundo, la sensación era la de haber hecho el trabajo como tocaba.