Desmontados y en bolsitas. De esta señorial manera, el Valencia entregó ayer a la plantilla, aprovechando la comida de la Albufera, los relojes conmemorativos por la última Copa. Aparte del valor sentimental de una emocionante final, el peluco en cuestión sale por unos 14.000 euros, está personalizado, con caja de rotores, correa de cocodrilo y gamuza antirallas. Vamos, aquello que se considera un recuerdo para toda la vida. La ocasión merecía un poquito de boato y unas palabras para afirmar que la nueva etapa de la entidad también pretende cerrar todas las heridas recientes.

Triplete

Hoy cumplimos un lustro de la Supercopa de Europa ganada en Montecarlo al Oporto. El fútbol no sabe de recuerdos y sólo es presente, por eso quiero olvidar que fue precisamente allí donde empezó el declive, cuando a una pareja de recién llegados le pudo los celos al ver a Jaume Ortí y señora en la mesa presidencial junto a Alberto de Mónaco.

Expansión

Mañana el Valencia estará de nuevo en el Principado, con el casi obligado permiso de esta noche del Stabaek, en los bombos de la nueva Euroliga. Como dicen que las crisis son cíclicas, es cuestión de coger aire y esperar el rebote, porque aunque no guste oírlo, el club de Mestalla había tocado fondo.