Pues entre la selenosis de uno y las fantasías del otro, el tapete del viejo estadio caducó. Como se ha comprobado, cualquier mesías no puede gestionar un club. Así que hoy de lo único que puede presumir el valencianismo es de estrenar la hierba replantada. Un terreno de juego al que le quedan más partidos de los previstos por los iluminados. A mí el campo de la avenida de Aragón me encanta, quizás porque los pelotazos me gusta verlos en la grada y no en los despachos. Así que espero que el equipo de Emery se comporte como las grandes ocasiones y que se haga un homenaje a costa del Sporting.

Reacción

El fútbol es presente. Todos recordamos —los de mi generación— la solvencia de Claramunt, las galopadas de Kempes, las batallas de Saura, la elegancia de Fernando, la contundencia de Arias y hasta hace poco las jugadas eléctricas de Vicente. Mata e incluso Alba le han ganado la partida. Encima si su comportamiento es tan poco profesional como parece, lo único que le queda al Valencia es buscarle una salida, por la puerta falsa.

Ni caso

El fantasma Dalport vuelve el miércoles y tiene previsto difundir que uno de los jugadores que tenía fichado era el argentino Mascherano. Espero que nadie le haga caso, incluso los que todavía esperan vivir de Soler, Soriano y Silla.