Tres goles el Getafe, dos el Sporting y dos el Valladolid. Siete goles en tres partidos ante rivales menores. Una fría estadística que refleja la empanada táctica que tiene el Valencia. Espero que el ridículo de ayer sirva de revulsivo. También para que el entrenador se dé cuenta de una vez que Marchena es un buen central y un pésimo mediocentro, margina a Éver Banega y es incapaz de hacer una transición en condiciones. Vamos a ver, alguien puede explicar por qué a Villa, Silva y Mata —que son la envidia de media Europa— no le llegan balones. Con la pegada arriba que tiene el equipo, basta juntar líneas, poner un centro del campo equilibrado y unos centrales que cierren bien la defensa. ¿Tan difícil es?

Desastre

Encima tengo la impresión de que el vestuario ha dejado de confiar en el entrenador. Su gestión de la platilla deja mucho que desear, cada día que pasa hay un damnificado más. No se aprovecha ninguna jugada a balón parado, ni los córneres. Fue patético comprobar que no está previsto algo tan sencillo como colocar bien la barrera. En definitiva, un Valencia desdibujado fue arrollado por un Getafe motivado y con sentido. Da la impresión de que Míchel sí se preparó el partido.

Corregir

Emery debe reflexionar y cambiar. Rectificar es de sabios y si por orgullo infantil insiste en los errores, tenemos un grave problema. En los momentos difíciles hay que estar con el entrenador, pero al mismo tiempo debe reconocer que con sus manías no vamos a ninguna parte. El crédito se agota, porque el Valencia tiene equipo para seguir la estela de los dos de arriba.

Ocasión

El sábado Emery tiene otra oportunidad. Espero que la aproveche y que lo de anoche sea una mala pesadilla. Pero, por favor, ¡que aplique el sentido común!