Otro síntoma de los nuevos tiempos es que esta noche en el esperado Argentina-España en el Monumental de Buenos Aires, el único valencianista sea Banega. Impensable hace tan sólo unos meses, cuando la ´Roja´ tocó al Olimpo tras el impecable triunfo en Sudáfrica. Nada se puede hacer, sino disfrutar de un partidazo y esperar a que Soldado sea llamado por Del Bosque en las próximas convocatorias, que se terminen los juegos con Mata y que Pablo se marque una gran campaña para volver. Es curioso pero el Valencia no ha ganado nada cuando sus jugadores llenaban la triunfante selección y ha sido más competitivo cuando su presencia en la ´Roja´ era testimonial. Así que quién no se consuela es porque no quiere, pero espero que Banega dé un recital que convenza definitivamente a sus compatriotas que es la nueva versión de ese ´cinco´ tan argentino.

Sueño

Pero en la previa de ese duelo que pudo ser la final deseada del Mundial, todavía tengo grabadas las frases del nuevo argentino del Valencia, Tino Costa. Un futbolista que ha sudado lágrimas para llegar a un equipo grande de Europa. La historia de la forja de un futbolista que sale de su país a los 15 años para ayudar a su familia es de película y quizás eso le ha imprimido carácter y humildad. Quizás por eso cuando llegaron las primeras noticias de su fichaje, nadie lo conocía en su Argentina natal. Como están todos los ingredientes para un final feliz, sólo queda que Tino Costa se adapte lo más rápido posible para que reciba el cariño de su nueva afición, una de las más exigentes, pero al mismo tiempo de las más entregadas con los suyos.

Más tele

Cuando aún dura el disgusto del valencianismo ante la ausencia de partidos televisados, ahora viene la Liga de Fútbol para adelantarnos que algunos partidos se jueguen antes de las cinco de la tarde en la segunda vuelta del campeonato, con la intención que se pueda ver en los países asiáticos. Pero, ¿hay alguien que piense con la cabeza? El horario que se baraja es las tres, así que Mestalla puede quedarse vacía, a no ser que los dirigentes de la Liga, o algún patrocinador chino, coreano o japonés pague unas cuantas paellas.