Ahora que somos un equipo total, si las victorias son de todos, los empates también. El Valencia tenía la primera prueba de entidad del curso y aprobó por los pelos, después de tener en contra un elemento como Iturralde González. El Atlético saltó con más intensidad, en cambio los de Mestalla estuvieron muy despistados al principio. Si esa falta de concentración te pasa factura a la mínima, es cuestión de afinar al máximo las piezas, sobre todo cuando el árbitro (¡es un decir!) es como el de anoche. La reacción llegó con la salida de Soldado y jugar con dos puntas. Nada más salir el valenciano se trenzó la primera jugada de peligro, donde De Gea demostró su clase. Desde el partido de presentación ante la Fiorentina, Soldado y Aduriz no había vuelto a formar pareja. Aquellos quince minutos de agosto fueron espléndidos y se buscó el mismo revulsivo. Se consiguió con el gol de después de un gran cabezazo del vasco. Faltó tiempo, pero volvió a gustar mucho la propuesta con la pareja de ataque, que volvió loca la defensa rojiblanca. Habrá que repetirla más.

Corregir

El gol de Simao fue un auténtico palo, porque en la primera contra colchonera se concentraron de repente los aspectos más desafortunados del partido, pero el fútbol es para listos y el Atleti supo aprovecharlo, una vez más. La zaga del Valencia necesita más seguridad.

Autocrítico

Quique nunca engaña, buena defensa, un centro del campo consistente y pólvora arriba. Me gustó escucharle que se había equivocado ante al Barcelona.