Una en Silla y la otra en Villena. Sara Errani y Maria Sharapova, finalistas del pasado Roland Garros, disfrutan estos días en Valencia sus éxitos en París. La italiana lo hace sencillamente porque ha vuelto a la que es su casa desde hace ocho años, pero la rusa —desde el lunes es la número 1 del mundo— se ha convertido también en una asidua visitante por su buena amistad con Juan Carlos Ferrero, con quien entrena a menudo en la Academia Equelite. Allí celebró la noche del martes su título de Roland Garros y su nueva condición de número 1 de la WTA, mientras Errani puede presumir ya de estar en el ´top-ten´ femenino tras su explosión definitiva a nivel internacional en el Gran Slam de la capital francesa. Quizá sin sus años de trabajo en Silla y Villena no habrían llegado a la final de Roland Garros porque, entre otras cosas, es aquí donde Sharapova ha mejorado su tenis sobre tierra batida.

La armada rusa

En Valencia como en casa

Maria Sharapova no es la única tenista rusa con presente y pasado en una escuela de tenis valenciana, ya que antes pasaron Marat Safin y su hermana Dinara Safina, Igor Andreev o Maria Kirilenko. Un elenco de estrellas mundiales formadas en Valencia con unos técnicos del más alto nivel internacional y que han sentado ya una base a imitar por cientos de tenistas del este que eligen cada año Valencia para mejorar su tenis.

Nico Almagro

Al éxito al lado de Ferrero

Sin salir de España también hay ejemplos de que ya no hay que ir a Barcelona para llegar al más alto nivel en el tenis. El propio Almagro, tras clasificarse para los cuartos de final de Roland Garros, destacó que una de las claves es el trabajo que ha empezado a hacer desde hace meses en Villena junto a Ferrero y su equipo técnico. Estar al lado de un exnúmero 1 del mundo le ha dado alas y Nico está en el mejor momento de su carrera.

Los de casa

Ferrer, Ferrero, Medina?

Recientemente le preguntaron a Anabel Medina por qué no había ido a formarse a Barcelona y contestó que nunca vio necesidad de ello. Lo raro es que a estas alturas alguien siga extrañándose. Basta con ver las carreras de Juan Carlos Ferrero, David Ferrer —estuvo poco tiempo allí—, Gimeno-Traver o Pablo Andújar para darse cuenta de que lo que antes parecía una norma, ha pasado a la historia.