Fernando Alonso descubrió ayer para miles y miles de aficionados españoles que en el automovilismo hay vida más allá de la Fórmula 1. Pero a pesar de enganchar a media España con su nueva aventura lejos del Gran Circo, no logró el objetivo mínimo de acabar y de nuevo fue por culpa del motor Honda, que le dejó tirado a falta de 21 vueltas. Una pesadilla que le persigue todo 2017 y que a este paso va a obligarle a hacer las maletas en busca de un nuevo equipo con el que volver a disfrutar de la F1. Si no hubiera perdido esa ilusión, seguro que no habría cambiado el GP de Mónaco por las 500 Millas de Indianápolis.

Servià y Vettel

La presencia de Alonso en la carrera dio más visibilidad que nunca a un Oriol Servià que sumaba su décima participación en Indianápolis y que mereció acabar tras luchar con los primeros. En Mónaco, por otra parte, Vettel y Raikkonen volvieron a demostrar que Alonso se equivocó al cambiar Ferrari por McLaren.

Más opiniones de Jorge Valero, aquí.