Hoy el Valencia CF tiene la misma deuda que ayer, las parcelas no se han vendido, todavía se tiene que aprobar la ampliación de capital y la venta de sus estrellas ocupa las portadas de muchos periódicos. Pero hoy es un domingo especial. El Valencia por fin se ha puesto en marcha y tiene un camino. No es un camino fácil, pero todo el valencianismo se ha quitado un peso de encima —o más de uno— y hoy tiene muchas más razones para tener esperanza que para tirar la toalla. Javier Gómez es un hombre de hechos, no de discursos, pero el viernes no lo pudo explicar mejor: «No hay lugar para el pesimismo ni el derrotismo. Sabemos en la situación en que estamos, hacia dónde vamos y cómo conseguir el objetivo». Son las palabras que estaba esperando el valencianismo después de mucho tiempo sin saber dónde estábamos ni hacia dónde íbamos.

Proyecto deportivo

Salvada la primera bola de partido haciendo a un lado a los dos máximos accionistas, si por algo no hay que temer en ese nuevo camino que afronta el Valencia CF es por el proyecto deportivo. Hoy no puede haber duda de que el Valencia va a tener un equipo competitivo venga quien venga y salga quien salga, sea cual sea el presupuesto. No hay que temer por la marcha de figuras porque nadie que se considere imprescindible se va a ir si no es a cambio de una cantidad importante que sirva para garantizar la viabilidad del club en los próximos años. Manuel Llorente tiene muy claro que el equipo es la clave en toda empresa de fútbol y el factor que tira del carro. Y un equipo debe tener estrellas para ilusionar a la afición y garantizar ingresos.

Regeneración

Es el momento de afrontar la regeneración de la plantilla tan comentada y hasta reclamada en todos los foros desde hace tiempo. Si algo hemos apendido de estos últimos años es que en los fichajes no importa tanto el dinero que se pague como el criterio con que se trabaje. La última década nos deja dos diferentes modelos de gestión y sus resultados. No hay color.