Tan valiente como era cuando iba armado de tarjetas, cuando él era la justicia y echaba de la Copa al Valencia por una moneda de cinco céntimos. Ahora que se ha quitado la careta, que lo tiene a sueldo Florentino y le da igual desacreditar a todos los que hasta hace poco fueron sus compañeros, Carlos Megía Dávila podría tener valor y salir a defender la autoría de ese papelito que el domingo le metieron en el bolsillo a Mourinho. Pero para cobarde está también Valdano, el que nunca habla de los árbitros pero una vez en Sevilla bajó al vestuario a intimidar a uno de ellos por haber expulsado a Zidane. «Tú no sabes lo que estás haciendo», o algo muy parecido, es lo que entonces le dijo. El domingo afirmó que el árbitro se vio superado por el partido, como si allí no estuviera todo preparado para que al árbitro se lo lleve la corriente. «La presión está entrenada», aclaraba José María del Nido, aunque haya que repetir para ello hasta aburrir que lo de Marchena a Raúl fue penalti. O lo de Valdés a Cristiano. Al final, el noventa por ciento de los árbitros que pitan en el Bernabéu desde hace décadas se ven superados por el partido, el diez por ciento restante no suelen pitar allí. Vergüenza es lo que no tienen de decir que al Real Madrid le perjudican los arbitrajes y que Madrid ya tiene playa.

¿A qué jugamos hoy?

El Villarreal llega en mejor momento a este partido, exactamente igual que hace un mes, cuando el Valencia le sorprendió en El Madrigal y logró arrancarle un punto pese a jugar los minutos finales con diez. Aquel día el equipo de Emery, con muchas bajas, sorprendió por concentración y sobre todo porque sabía bien lo que tenía que hacer en el campo. Ese es hoy el camino.