Es tarde. Los últimos voceros que cantan más que cuentan la jornada futbolera hace rato que enmudecieron. Camino de casa, en el coche, suena una canción. Imposible olvidarla cuando, una y otra vez, no hace otra cosa que repetir siempre lo mismo: ´prefiero encender una luz que maldecir la oscuridad´. Quiero borrarla de la memoria pero, por más que intento engañar a la mente con otras cosas, no lo consigo. Y pasa lo que pasa. Por simple deformación, la canción me devuelve a ese partido que tampoco quería recordar y me induce a pensar en lo poco que hubo allí entre la luz y la oscuridad. Sólo tres minutos. Es curioso, casi los mismos que el día de Leverkusen, cuando se perdió la Champions. Y entonces lo que maldigo es el tiempo, ese mal compañero con el que no conviene hacer tratos. Hasta el final, nunca sabrás si corría en contra o a favor, si va contigo o contra ti. Cuando pensabas que te sobraba, te falta. Evidentemente no es más que una manera de trivializar la realidad y esos partidos se perdieron por otras cosas. Pero al fin y al cabo, no es mucho peor maldecir el tiempo para explicar lo del Valencia en Sevilla que, como Jose Mourinho, maldecir la suerte después de lo que todo el mundo vio que pasaba en el Madrid-Barça.

Pero no, no es momento ni quiero maldecir a Mourinho, ni la oscuridad, ni la Liga de ellos dos, lo que de verdad quisiera es encender la luz. ¿Y dónde está la llave para encender esa luz? ¿Quién la tiene? Si a veces sería capaz de defender a muerte a Unai y otras, en cambio, me sobrarían argumentos para todo lo contrario. Si siempre he querido creer en Llorente porque me parece un tipo cabal, muy a pesar de que son tantas las cosas de él que no entiendo. Hasta hay momentos de profunda debilidad en que, de verdad, me llego a creer que la llave la podría tener Miguel —Brito—, pero eso no puede ser cierto. Y, si lo fuere, en ese caso quizá ya no sabría ni decir si lo que quiero es encender esa luz o mejor quedarme aquí, en silencio, perdido en mi oscuridad, donde tampoco importa el tiempo.

Y es entonces cuando, casi a la desesperada, siento la necesidad de conocer más datos sobre esa canción que me perturba y me roba la calma. Descubro que pertenece al último álbum de Carlos Goñi, buen amigo de Carlos Bosch... También que se titula ´Mi norte siempre apunta al sur´. Y es curioso que hable del sur, donde se encuentra Cádiz, próximo puerto para el Valencia. Mi norte nunca ha apuntado al sur, ni estuvo del lado de los que mudan de alma como de ropa, que también lo dice esa canción, pero por esta vez me ha convencido. Yo también prefiero encender la luz a maldecir la oscuridad.

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