Si usted fuera Unai Emery, supiera que no va a seguir en el Valencia la próxima temporada y se viera en la obligación de priorizar uno de los dos partidos de esta semana, ¿qué haría? ¿Qué sería antes y más importante, una competición en la que está a cuatro partidos de una final europea o la Liga de Campeones para el que venga después? Egoístamente, un título es un título y además él nunca ha conseguido uno, mientras que para el Valencia la tercera plaza supone poco menos que la vida. Hasta hoy no hay motivos para dudar, nada se puede reprochar en ese sentido a Unai, ha sido un entrenador de club que se ha adaptado a las circunstancias del Valencia. ¿Ha de serlo hasta el último día? De momento, lo mejor será que el caldo dé para dos platos, pero en el VCF la prioridad es hacer un buen partido en Holanda para acabar de rematar la eliminatoria si fuera preciso en Mestalla, pero sobre todo y por encima de todo ganar el derbi del domingo al Levante para no entregar el tercer puesto.

La reunión

Quizá todo esto no tenga nada que ver, pero ayer Llorente reunió a los jugadores en ausencia del entrenador. Es lo que suele hacer un presidente cuando quiere escuchar de ellos la verdad. Hace poco más de una semana escribía aquí que «cuando un equipo entra en una dinámica como la que roza peligrosamente este Valencia, los futbolistas tienen la llave», los futbolistas con mayúsculas. Estos, y no otros, son los momentos en que un presidente más se acordará de los que no están.

Árbitros

Toda la presión a la que tanto el Real Madrid como el Barcelona someten a los árbitros termina beneficiando a ambos por igual y, por descontado, perjudicando a todos los demás.Por eso, entre otras cosas, esta Liga es lo que es y las diferencias son las que son.

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