En el mejor de los casos, lo que habría deseado el Valencia es que Pablo Hernández se hubiera presentado ante Pellegrino para decirle que quiere quedarse y pelear por un puesto en el once titular. Es cierto que Feghouli le ganó la pasada temporada y, por lo visto en los últimos partidos, la situación no ha cambiado sustancialmente. Lo que pasa es que las vibraciones que transmite el jugador son otras. Lleva tiempo amagando que su etapa en Mestalla se acaba y la impresión que transmite es que quiere marcharse. Sin duda necesita un cambio de aires y se puede entender que le haya seducido la confianza de Laudrup o le apetezca vivir una experiencia en otro lugar. Incluso en el Swansea. En el Valencia podrá decir misa, le interesa una postura de fuerza porque están convencidos de que a ese club le pueden sacar algo más, pero si no cambian mucho las cosas lo venderán. Pablo le ha transmitido a Pellegrino su deseo y el entrenador por el que ha apostado el Valencia no va a admitir que se quede. Podemos hacernos a la idea de que el presidente, por muchas razones, tampoco. Una de las cosas que dejó claras Pellegrino desde el primer día es que todo jugador no implicado con este proyecto no le sirve y, por tanto, tiene la puerta abierta. Así será.

Bajo coste

COMPETENCIA PARA FEGHOULI

Argumentan en el Valencia que hay alternativas para cubrir la ausencia de Pablo en la banda derecha y es verdad. Puede jugar ahí Piatti, lo puede hacer Guardado y alguno más, otra cosa es que sean una competencia fuerte para Feghouli, la que conviene tener en todas las posiciones. Por eso tampoco hay que descartar que venga otro jugador, aunque fuera de bajo coste.