La liga española es mejor que la suiza, al menos todavía, y equipos como este dan facilidades que aquí no te las sueles encontrar, especialmente su portero, pero algún mérito tiene el Valencia en esta goleada. Para qué mentir, si no miedo, había mucho recelo alrededor de la apuesta que iba a hacer Djukic. Puso muchos futbolistas de los que juegan poco y sobre eso hay malos recuerdos, pero esta vez se pudo apreciar más el hambre, por eso desde el principio nada tuvo que ver el partido con aquel de la fría Krasnodar, donde otro regalo también del portero decidió el ganador. Salió el equipo a jugar con la mentalidad correcta, con un fútbol dinámico, con descaro y „por fin„ con acierto.

Alcácer

Un par de ratos, dos goles

Ahí tuvo mucho que ver Alcácer. Podrán decir que está verde y lo que quieran, pero lleva el gol en la sangre y en dos ratos le ha solucionado al Valencia un par de asuntos. Con un zapatazo abrió el marcador y dio al juego del Valencia la seguridad para seguir apostando al ataque, la seguridad que faltó el sábado por culpa de aquel gol anulado a Jonas en el que pitaron falta, aunque no fue. A veces los queremos ver malos, pero entre Parejo y Canales tienen fútbol para darle tres repasos a estos chicos del Sankt Gallen, aunque son ellos los primeros que se lo han de creer. El equipo los necesita.

El murciélago

Se vio demasiado

Nos dará muchos más datos el partido del domingo, pero victorias como esta también vienen bien para relajar tensiones. El aficionado tuvo por un día oportunidad de disfrutar sin sufrir aunque en realidad donde hay que dar la cara, el pecho y todo es en Villarreal, donde no encontrará el domingo tantos amigos como en la escuadra suiza. Lo peor de la noche es que en la grada se distinguía más de lo necesario la silueta del murciélago, a pesar de la hora, que el partido es de gratis y la enseñanza.

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