Pasa que tengan mucha fe en Djukic porque al final la fe es algo íntimo y personal, que además escapa a la razón y no requiere evidencias que la respalden. Creemos porque sí, porque vemos lo que no alcanzan a ver los demás, porque nos reconforta o simplemente porque sí. Se puede hasta entender que culpen a los futbolistas de los malos resultados si eso es de verdad lo que piensan, aunque estratégicamente sea un error que podrían evitar. Pero, antes que nada, lo que no tiene perdón es decirle al aficionado que Djukic lo está haciendo bien cuando el equipo está como está, el juego es el que es y los resultados son los que son. Para ser la primera vez que le dejan solo y salen por la puerta de atrás, porque el día del primer Consejo de Administración se quedaron todos a escuchar las explicaciones del portavoz y el presidente, el señor Bonmatí estuvo sembrado, aunque lo suyo no deja de ser una anécdota. Lo peor es que el Consejo, el Valencia o, para qué dar rodeos, el presidente decida que es momento de enviar al aficionado y al mundo futbolístico en general el mensaje de que Djukic lo está haciendo «medianamente» bien cuando el Valencia es noveno con peores números que el Granada, a 20 puntos del primero en sólo 13 jornadas y con más partidos perdidos que ganados. Pues no. Ya lo pueden ratificar por triplicado y ojalá dentro de cinco jornadas haya que decir lo contrario, pero hasta ahora que no nos cuenten milongas porque Djukic lo está haciendo mal y el equipo no va. Y diciendo lo contrario la única sensación que transmite este Consejo es que no sabe o, peor, no quiere saber. Eso no es lo que habíamos hablado.

Rufete

Desde muchos flancos a Amadeo Salvo le han intentado sacar de la cabeza la idea de poner a Rufete al frente de la estructura deportiva del Valencia, no sólo de la escuela o Academia, y él mismo tendrá seguramente sus propias dudas, pero parece que al final la cosa va a ir por ahí. Es otra decisión difícil, como la de mantener al entrenador. Que el acierto le acompañe.

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