Aunque los goles el día del Rayo los hicieron Feghouli y Piatti, jugadores de la era Braulio Vázquez, son fichajes como Otamendi, Mustafi, André o Negredo los que meten al Valencia en otra dimensión y en una Liga distinta a las que vivimos las dos últimas temporadas. Cuatro puntitos de desventaja con el Atlético, que es tercero, es una sensación que a estas alturas de año no experimentábamos hace algún tiempo, aunque para subir un peldaño más y limar esa diferencia -parece pequeña pero no lo es- seguramente habrá que apostar. Desde el 1 de septiembre, día en que se cerró el mercado de verano, sabemos que el Valencia ya pensaba reforzarse en enero, y que a poco que el equipo diera muestras de querer irse arriba a Peter Lim se le calentarían los ánimos y pondría su avión privado rumbo a Lisboa. Y ahí estamos. No es mucho lo que necesita en el terreno de juego el Valencia para ser un poco más fiable y claramente superior a Sevilla o Villarreal, otra cosa es el precio que acaben pagando por ello.