Siempre que se juega muy de noche en San Sebastián el aeropuerto cierra y el regreso del equipo se suele hacer desde Vitoria o Bilbao. Recuerdo que en el trayecto por carretera hacia Bilbao el autobús prácticamente se mete dentro del estadio de Ipurua al pasar por Eibar. La verdad, jamás imaginé que un día el Valencia CF llegaría a jugar allí un partido de primera división, en una población con menos habitantes que Aldaia. Pero el fútbol hace posible estos pequeños milagros y ahí está el Eibar, jugando sus bazas y compitiendo además muy bien con los grandes, por algo lo llaman el equipo armero. Quizá usted piense que hablar de final cuando el Valencia se enfrenta a un equipo como el Eibar es exagerado, pero partidos como el de Ipurua son los exámenes que ha suspendido reiteradamente el Valencia de Nuno. Hacen bien los jugadores en mentalizarse para ganar porque esa victoria es la prueba que necesita la afición para confiar plenamente en ellos, después de haberles fallado al menos dos veces, con el Deportivo y el día del Derbi.