Es evidente que el Valencia ha mejorado el producto y eso tiene un precio. Quien va hoy a Mestalla se encuentra un estadio más cómodo y atractivo, no hay duda, pero sobre todo un equipo que ilusiona y gana. Todos esos factores repercuten en la subida de los precios que van a notar en sus bolsillos unos más que otros, y eso nunca es una medida popular aunque todo el mundo lo dará por bien empleado si al final hacen un equipo que compita por la Liga y tenga una participación digna en el regreso a Europa. Así que más vale que se pongan las pilas porque la temporada acabó en Almería y de eso hace ya una eternidad, pero el Valencia parece dormido mientras alrededor el mundo gira y los buenos futbolistas también. A ver qué sorpresa tienen preparada para la previa de la Champions, si el dueño del abono tendrá que pasar por taquilla o a última hora le darán esa alegría.

Si el Valencia o si Amadeo Salvo tuvieran intención de cargarse la grada de animación de Mestalla, eso estaría mal. Estos pocos años han sido suficientes para comprobar que es necesaria y hay que encontrar el punto de entendimiento, que tendrá que ser dentro de las normas hacia las que camina el fútbol, nos gusten o no.