El Valencia tendrá la próxima temporada un equipo más fuerte y competitivo para estar en la Champions, de eso no hay duda, otra cosa es que sea el mejor que podría haber con el dinero que se ha invertido y el que todavía se va a invertir este verano. Nada es perfecto, en todas las empresas hay opiniones y criterios distintos, aunque hay que reconocer que en ese sentido el Valencia CF tiene una serie de peculiaridades que lo hacen distinto. Y no distinto a los demás, porque amos y presidentes tienen todos, distinto a lo que hemos conocido hasta ahora. Tiene un propietario al que le gusta el fútbol y, por tanto, fichar futbolistas.

Resulta además que el agente más poderoso del mundo es amigo suyo y entre los dos decidieron colocar en el banquillo de Mestalla a Nuno Espírito Santo. Siendo como es el elegido es hasta lógico que el entrenador pretenda ampliar su cuota de poder, es libre para comerle la oreja al magnate todo lo que quiera y más, aunque hay algo que sí es intolerable aquí y en Singapur. Los deseos de Nuno por dejar en evidencia a Salvo y a Rufete, a los que considera rivales por el cariño de Peter Lim, no pueden ser a costa de perjudicar al Valencia CF. Es lo que ha conseguido con todo lo ocurrido alrededor del fichaje de Rodrigo Caio. Quién sabe si hay una errónea decisión deportiva, eso está por ver y al jugador hay que darle confianza, pero lo que sí hay de momento es un ridículo y un daño a la imagen del Valencia que Nuno especialmente podía haber evitado si lo que le importase realmente es el club, no su parcela de poder o la de su representante. Ya puede ganar partidos porque en una carrera de fondo con Salvo igual no es tan favorito como pueda pensar.