Si una rodilla la tienen que ver hasta tres médicos y acaba en manos de Cugat es porque hay dudas razonables de que algo no es correcto. La pregunta es, más allá de si finalmente el jugador supera los exámenes aquí, en Barcelona, Oporto o Singapur, si el Valencia CF tiene necesidad de pagar 12,5 millones de euros más otros cuatro por objetivos cuando no puede ser más evidente que existen dudas, por mucho que las quieran camuflar.

Es decir, si tan importante es Rodrigo Caio para este proyecto por el hecho de ser el primer producto que se cuecen en la oscuridad el entrenador y su agente, tanto como para invertir todo ese dinero en una operación que tiene bastante más riesgo de lo mucho que ya tiene de por sí cualquier fichaje. Importante para el Valencia, se entiende, para el agente desde luego que lo es. Ahí es cuando se presenta en todo su esplendor el problema de que un representante de futbolistas ejerza de alguna manera de director deportivo, o por plantearlo de otra manera, ejerza de conseguidor de un entrenador que manda en los fichajes del que es además representante.

Si el Valencia decidiera tumbar el fichaje, ¿de qué parte estaría Mendes? Porque Nuno estará de parte del Valencia CF, no hay motivos para dudar. Luego está el Sao Paulo, club necesitadísimo de liquidez cuyo presidente dijo que esto era algo así como un negocio «fantástico». Y tanto.

Si al final lo fichan, que tenga mucha suerte, que se ponga muy pronto como un toro y haga grandes partidos porque eso será en estas circunstancias lo mejor que le pueda pasar al Valencia. Al menos deportivamente. Y si no lo fichan, que sirva para que al señor Lim le abran los ojos porque, si se llegase a confirmar lo que de momento no pasa de sospecha, intentar colocarle un asunto de esta gravedad es de todo menos de amigos. Es hora de ponerse a reforzar el equipo de verdad, que es lo que la afición está esperando.