La estrategia del Valencia se va a centrar en focalizar todos sus movimientos durante los próximos meses en el primer equipo, para restar protagonismo en el día a día a todas las cuestiones sociales y societarias después del tsunami que ha provocado la salida de Salvo. A partir de ahora manda el fútbol y Nuno, así lo ha querido, asume ahora toda la responsabilidad. La presión es mucha sobre sus espaldas, pero el entrenador-mánager tiene una gran ventaja. Es el elegido de Peter Lim, ha dado un paso al frente para asumir este reto y el magnate no le fa a fallar precisamente a él. El equipo, para superar con garantías la previa de la Champions y competir esta temporada en muchos frentes necesita dos o tres refuerzos de auténtico nivel, y no hay duda de que el inversor no le va a dejar ahora en la estacada. Se los va a dar aunque eso le obligue a tirar de chequera otra vez, cualquier otra cosa que pueda pasar sería realmente extraña. De todo este lío, esa es la buena noticia para los aficionados, que quieren ver en el campo ese gran equipo que se les prometió.

Sábana blanca

NUEVO DELANTERO

El nuevo Valencia de Nuno y Mendes da un primer golpe de efecto con el fichaje de Santi Mina. Un jugador que va a caer bien a la afición, encaja en el proyecto de jóvenes diamantes y por su perfil su incorporación a este equipo tiene además una lógica futbolística. Es, después de una semana complicada, una sábana blanca sobre el buen nombre del Valencia CF, un fichaje aparentemente limpio y claro, con acuerdo para el pago de los diez millones que tenía como cláusula de rescisión en el Celta, operación difícil de encasillar en las habituales intrigas que rodean los movimientos del súper agente George Mendes. Y otro detalle interesante: parece que ahí detrás hay alguien pensando, en Oporto o en Singapur.