No se puede decir que está arrependido porque eso es algo que seguramente sólo lo sabe él, pero a estas alturas Otamendi ya tendrá claro que si lo que quiere es que el club lo valore como a otros que no han estado a su altura en el terreno de juego, incluso si lo que quiere es cambiar a otro equipo porque está en su derecho de hacerlo como el Valencia de negárselo, es muy posible que haya equivocado el camino. Él sabrá bien por qué se dejó aconsejar para meterse en este lío cuando gozaba de una posición inmejorable para haberle sacado mucho al Valencia, después de ser el mejor la pasada temporada y haberse convertido en un símbolo para la afición.

En cualquier caso, el jugador está ahí, el ídolo es recuperable y si el Valencia de verdad tiene decidido que no lo va a vender ya tarda en sentarse con él para dejar las cosas claras. Sí, Otamendi tiene un contrato, es un profesional y lo ha de cumplir siempre que no venga un equipo a poner los 50 millones, pero en el fútbol hay situaciones que están por encima de las reglas. Otamendi, y perdón si hay ofensa, no es Barragán ni Feghouli. Para este proyecto, como bien dijo Nuno y todos sabemos, es un jugador importantísimo y un líder que requiere ser tratado como tal, fuera de agentes e intermediarios que en este caso sólo han contribuido de momento a ensuciar su buen nombre. Alguien tiene que mirarle a los ojos, preguntarle qué piensa y qué quiere, y la verdad no se me ocurre nadie más que el mismísimno Peter Lim. Si el que paga manda, ya sabe lo que hay, pues esto es realmente mandar en un club de fútbol. Aprovechando la visita, no estaría de más poner fin a este sinvivir.

Al agente de Otamendi, por cierto, le está saliendo el tiro po la culata. Pensó que ´orinando´ a Amadeo Salvo (que se oponía a la venta) para aliarse con Jorge Mendes tendría vía libre para convencer a Lim y llevarse al futbolista por cuatro duros, pero eso es porque no sabe lo que sí sabe Mendes, que a gente como Lim no se le lleva la contraria cuando toman una decisión. Salvo sí lo sabía.