En las oficinas del Valencia CF todavía conservan los contratos de Pablo Piatti para marcharse al modesto Rennes francés y hasta al Getafe, de ese verano en que a Salvo se le atravesó el argentino y lo quiso poner a vender refrescos en la grada, una expresión desafortunada por la que tiempo después pidió disculpas al propio futbolista. Al final, aunque entonces no le haría ninguna gracia verse humillado, aquel mal momento que estuvo a punto de acabar con sus días en Mestalla se convirtió en el punto de inflexión para su carrera.

Hay una realidad, le vino demasiado pronto el Valencia y sus dos primeras temporadas dejaron un rendimiento deficiente, pero en las dos que vinieron después ha ido a más, demostrando que siendo pequeño de tamaño se puede ser grande en esfuerzo y orgullo. Así, en caliente, si ha renovado es porque se lo ganó, otra cosa es el cómo y el por quién. El Valencia lo ha querido renovar desde hace meses, pero lo mismo que en el caso de Parejo, el club en el que ahora decide Nuno les ha dado lo que antes Rufete y Salvo les quisieron regatear. Igual porque no pensaban que uno y otro tendrían equipos mejores que este para irse a jugar y que encima les pagaran más. Renovar a Piatti cualdo le quedan once meses de contrato es una buena decisión empresarial, pero deportivamente el Valencia tendrá que mejorar la competencia si la idea es competir en la Liga de Campeones, no pasar simplemente la previa.

OTAMENDI

OPTIMISTA KEMPES

Se agradece el optimismo de Mario Kempes con el asunto de Otamendi, es verdad que hay indicios para ser más positivos que hace un mes pero no es todavía momento de lanzar las campanas al vuelo porque llegan semanas decisivas. Entre el 26 y el 31 de agosto el mercado seguramente vivirá sus días más locos y los movimientos en toda Europa que pueden provocar el efecto dominó en la zona de los centrales aún no se han producido. O igual es que sabe algo que nosotros no.