En las madrugadas de Singapur, al otro lado del planeta, siempre se cuecen cosas importantes. Es imposible olvidar aquella del 14 al 15 de agosto pasado, hace justo un año, cuando la venta de las acciones de la Fundación estaba a punto de romperse y Salvo viajó para verse con Peter Lim. Desde allí negociaron durante toda la noche para superar con Bankia la llamada crisis de las garantías. Dos meses después, el 24 de octubre en Singapur volvía a hacerse de noche para cerrar el acuerdo definitivo por la venta, alcanzado cuando el magnate tomaba su avión para volar hacia Valencia y sentarse en el palco. Y este mes de agosto los días en aquel pequeño país se vuelven a hacer cortos con otro proceso de venta, en este caso el de Nicolás Otamendi. Hace bien el señor Lim en dedicar al asunto toda su atención porque en apenas cuatro días se juega buena parte de su proyecto y de su propia credibilidad entre esta operación y el partido con el Mónaco, para el que además le espera Mestalla lleno hasta la bandera.

Son 50, hasta el final

También se juega lo suyo el señor Jorge Mendes, siempre entre dos fuegos en su polifacético papel como amigo y asesor del magnate, representante del entrenador y mánager, socio del agente del futbolista y encargado de suplir con alguno de su amplia cartera la tremenda pérdida deportiva del argentino. Con o sin Otamendi Mestalla se llenará porque a estas alturas se empieza a asumir ya su salida, otra cosa es cómo, porque la gente lo que espera llegados a este punto es que el Valencia sea un club grande y no el club vendedor que era cuando dejaba ir a sus mejores piezar para pagar al banco, un Valencia CF que haga valer lo que tiene, que es un jugador deseado con una cláusula de 50 millones de euros a defender hasta el final.

Los asuntos importantes se cuecen de madrugada en Singapur, donde se decide el futuro de Otamendi

Lim y Mendes se la juegan con esta operación

@SuperMontoro