El mismo día que Paco Alcácer salvaba con su gol a Nuno del inevitable runrún que iba a traer un tercer empate en la Liga el Valencia rectificaba con el asunto de los abonos y decicía abrir la mano, para incluir en el precio el partido de octavos. Es una inversión a futuros rentable para el aficionado porque el Valencia sin duda los jugará, o eso sería lo normal con el grupo que le ha tocado y las ganas de Champions que hay en la afición. Quizá más que abrir la mano lo que ha afinado el propietario del club es el oído, prueba de que cuantas más barreras pongan más fuerte se escuchará desde Singapur lo que piensa la gente. Por la razón que sea, seguramente son más de una y de dos, el Valencia ha fallado esta vez donde venía acertando de pleno desde hace mucho tiempo, que es en llenar Mestalla y generar el mejor ambiente posible para que el equipo gane, que es en definitiva el objetivo de este negocio. Si llenas el estadio estarás más cerca de la victoria y si ganas se llenará siempre el estadio.

Alguna manera habrá de traducirles eso de la pescadilla que se muerde la cola, pero la rectificación en cualquier caso es bienvenida. Ojalá sea suficiente para evitar tanto vacío, aunque lo más probable es que no llegue a tiempo y sea insuficiente para poner a hervir la caldera a todo gas, como merecía la ocasión. Que sirva al menos para compensar en parte el mosqueo de los miles de abonados y aficionados que durante algunos días se han sentido ninguneados. Para el propio Peter Lim no sería nada agradable asomarse al palco el día del Zenit y ver media grada sin gente. El regreso de la Liga de Campeones a Mestalla es demasiado importante, se lo debemos sobre todo a él por la inversión que ha hecho en el Valencia, por eso es una lástima que haya sido el escenario de toda esta polémica y de esta desconexión notoria entre el nuevo Valencia y su afición.