Decíamos la temporada pasada que, aunque estuvo cerca de meterse en la pelea con el Barça y el Real Madrid, el Valencia no sería de verdad un aspirante a ganar la Liga hasta que lograra conectar su fútbol con los delanteros. El problema es que, bastantes meses después, Nuno todavía no ha dado con la tecla para que Negredo, Alcácer y Rodrigo capitalicen toda esa inversión en goles. Llegará el día de plantearse si hay que jugar de otra manera para que triunfen los delanteros o si hay que traer otros delanteros para que encajen mejor en esta forma de jugar. Ahí tiene el Valencia un tremendo déficit, hoy arranca el partido siendo el equipo que menos goles ha anotado de toda la primera división, y ahí tiene el club gran parte de los cien millones del famoso préstamo con que Peter Lim empezó a edificar su proyecto de Champions, que no es un proyecto de jugar la Liga de Campeones porque eso tiene un mérito relativo, sino de ser protagonistas y algún día no demasiado lejano volver a pelear por ganarla. Es el objetivo que han transmitido desde el primer día que aparecieron en nuestras vidas Peter Lim, Layhoon y Kim Koh, el simpático señor que al llegar a Bilbao se puso la ´txapela´ que le regalaron los cracks de la peña 511, es de suponer para asombro de todos sus paisanos de Singapur. Después habrá que discutir si hubiera sido mejor fichar a Jackson en lugar de Negredo, a Imbula en lugar de Danilo Barbosa, si Cancelo vale o no vale lo que cuesta o si conviene seguir confiando en Jorge Mendes a tenor del rendimiento de los jugadores que ha traído al Valencia.

Aduriz

El regalo de Llorente

Aduriz acabó jugando poco con Emery y en su segunda temporada su rendimiento fue más bien bajo, pero nada de eso justifica su venta por una cantidad inferior a su cotización. Fichando solo jugadores vascos o similares, no tenía el Athletic un mercado tan amplio como para no haberle apretado para sacar como mínimo lo que había costado. Mala gestión.

Más opiniones de Julián Montoro