El Valencia no siempre ha tenido un equipo para ganar títulos pero lo que sí ha tenido en todas las épocas son buenos futbolistas en sus filas, pero quizá nunca volvió a tener un jugador que se acerque a la dimensión de Mario Alberto Kempes hasta que muchos años después apareció en Mestalla David Villa. Acierto de Javier Subirats. Y desde luego no ha vuelto a tener otro como el ‘Guaje’ desde que se marchó al Barcelona con una Copa del Mundo bajo el brazo, que en eso también empató al ‘Matador’. Ahora, no hace falta irse más lejos, el Valencia tiene buenos futbolistas en cantidad y entre ellos tres buenos delanteros, y distintos, aunque ninguno de ellos está marcando goles y por tanto el equipo no consigue unos resultados acordes a su categoría. Ya no es ningún misterio ni secreto que el equipo no lo está haciendo bien, Nuno reconoce que no ha encontrado la llave para abrir el cerrojo y suele decir que solo con trabajo llegará el gol. Kempes y Villa saben bien de qué va y tratan de ayudar. ¿Cómo? Intentando restar responsabilidad a Negredo, Rodrigo y Alcácer, porque ellos también han sufrido en sus carnes en más de una ocasión esa ansiedad que provoca al delantero el hecho de no hacer gol. Es la peor compañera de viaje posible.

Ansiedad

La peor compañera

Ninguno de los tres ha estado bien si quitamos momentos muy puntuales, la irrupción de Rodrigo frente al Mónaco en Mestalla, el tanto de Alcácer en Gijón o la joya de Negredo en el Luis II, pero no son solo ellos los que han de pagar el pato porque hay otros jugadores y sobre todo un entrenador que están para ofrecer soluciones a sus delanteros y al fútbol del equipo en general. Si ellos —Kempes y Villa— lo dicen, hay que creerles: «el gol llegará». Bienvenido sea.

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