En Mestalla se mascó durante buena parte de la noche la tragedia porque el Levante, que hasta llegar al área parecía de los dos el rico, demostró que más allá de la calidad, de su posición en la tabla y de que el entrenador lleva tres días al mando del equipo, tenía un plan que solo se vino abajo por la desafortunada jugada del penalti y su propio desacierto ante Jaume. A su izquierda, Nuno, al que parte de la afición dedicó el cántico lo mismo con empate en el marcador que con tres a cero. El portugués de verdad, no el de los posados, empieza a actuar como si tuviera las claves del funcionamiento del universo pero no las puede compartir con nadie, no sea que le vayan a traicionar desde fuera o desde dentro mismo. Un error, porque si el Valencia CF se hunde no será precisamente él quien se quede para contarlo. Y su equipo durante una hora de partido fueron sombras sobre el césped y estuvo a merced de otro equipo que entró en Mestalla siendo el último de la Liga y salió siendo el último de la Liga, pero con un horizonte. Si es usted aficionado del Levante UD puede estar seguro de que el equipo va a mejorar. Y si es usted aficionado del Valencia, mejor piense en otra cosa, por ejemplo en que usted no tiene la culpa de que su Valencia jugara tan mal.

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