Un equipo no puede haber cambiado tanto en tres días, pero con un resultado tan rotundo lo último que se puede pensar es que es fruto de la casualidad. Nuno se ha ganado con el 1-5 de Vigo un margen de confianza y no porque haya hecho nada en especial, se supone que planteó el partido como todos los demás, para ganarlo. Se ha ganado un margen de confianza porque sus jugadores se lo han dado. Eso, cuando apenas 48 horas antes el vestuario estaba a punto de explotar, es mucho, quiere decir que en la plantilla hay conciencia de que esto hay que sacarlo adelante como sea y eso, por muy impopular que sea ahora mismo la figura del entrenador, es una buena noticia. Es difícil calibrar hasta qué punto se ha ganado algún margen más o menos grande con los aficionados, porque ese es otro tema, pero si gana partidos y el equipo lo hace además con la imagen de Balaídos no habrá quien le tosa, ya sea por convencimiento o para muchos como mal menor. Por tanto, dar un giro a esta situación no depende tanto de un resultado sino de la gestión que haga el entrenador a partir de ahora de ese cable que le lanzan sus futbolistas.

Tiene Nuno muchas cosas que aclarar con ellos y difícilmente podía imaginar el portugués mejor escenario para intentarlo que un partido y un marcador como este. No parece fácil pero tiene que encontrar solución a Negredo, porque vienen partidos muy importantes y él es el primero que sabe hasta qué punto se puede seguir permitiendo el lujo de prescindir de efectivos. Lo mismo que De Paul y tiene pinta que el siguiente puede ser Lucas Orban. Aunque hoy lo pueda parecer, el equipo no va sobrado de nada. Si él no es capaz, alguien le tendrá que hacer ver que en seis meses no podemos liquidar el equipo que consiguió los 77 puntos para hacer sitio a los niños de Mendes. Así no estamos haciendo ningún favor al Valencia CF.

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