Gary Neville nos deja de piedra cuando anuncia que rescatar físicamente al equipo le llevará al menos un mes, con el objetivo de estar a tope para febrero, marzo y abril. Quiere decir que el desaguisado que nos dejó el dúo Mendes-Nuno es todavía más grande de lo que podíamos imaginar, que no era poco. Y mira que eso era difícil partiendo de un equipo joven, con energía, que había demostrado ser competitivo y además era muy fácil mejorar. Entrenador-todopoderoso que creía saberlo todo y su agente-director deportivo suspendieron en todo lo relevante de la planificación de la plantilla de cara al reto de la Champions, y así nos va. Otamendi era la clave del proyecto, ni supieron convencerlo para quedarse ni una vez consumada la venta aportar una solución mínimamente a la altura gastando 34 millones. Para muestra, Mustafi costó 8,5. Había que fichar un portero y el que han traído -de momento- no le quita el puesto a Jaume Domènech. La ficha de Filipe Augusto, el capricho que se dieron el verano anterior, era para un centrocampista capaz de discutir el puesto a Parejo y Enzo, pero el agente abrió su muestrario y se sacó a Danilo Barbosa, gran fichaje no para esta Champions, sino para la de 2018. Hablando de las bandas, qué menos que un par de futbolistas para mejorar y generar competencia a Piatti y Feghouli, pero decidieron irse a por otros dos de los de 2018: Bakkali y Mina. Así, obvio que debían renovar a Piatti aunque fuera a precio de oro. Gran gestión. Para la delantera había dos opciones, recuperar a Negredo o buscarle equipo y fichar un buen ´pepino´, pero jamás quedárselo para calentar asiento en el palco. Ahí te quería ver, Mendes. Y así, suspenso tras suspenso, Nuno en la calle, el agente a un lado, el equipo fuera de la Liga de Campeones y en rehabilitación para volver a andar en febrero. ¿A cuántos puntos estará para entonces la Champions?

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