Gary Neville solo sonríe cuando le preguntan por el mercado de invierno, más que nada por las veces que ha salido ya a repetir lo mismo. Por convicción no le gusta tener que fichar en enero y eso está bien si no fuera porque en verano se hizo casi todo al revés, como quedó demostrado. Además, de lo que pueda haber en sus reuniones con el Director Deportivo, lo último que va a hacer es hablar en público por muchas veces que le insistan, porque también por convicción piensa que eso no sería elegante con sus jugadores. Lo que no podrá evitar por mucho que quiera es que el aficionado que ve los partidos y encaja los resultados con esa paciencia que le piden se tome también un poco a broma eso de que el Valencia no necesita reforzarse.

Por todo lo demás, aunque el entrenador no pierde el ánimo ni el optimismo que le caracteriza desde que llegó, ni él ni nadie tiene motivos para sonreir porque este Valencia no es que esté dando demasiados. Los futbolistas se le pierden en el campo, la gente se desengancha en la grada y, para colmo, el equipo sigue cogido con pinzas por el rosario de lesiones que nunca termina. Sin ir más lejos hoy, cuando empieza a jugarse de verdad hacer algo ilusionante en la Copa. Salgan los que salgan, es un día y un partido para despejar cualquier duda y demostrar que esta temporada todavía podemos dar a esa camiseta el trato y los honores que se merece. Este partido lo vamos a ganar. Yes, we can, Gary.

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