Suso García Pitarch intentó decirlo todo sin decir nada. Acaba de llegar y poco o nada tiene que ver con esta película de terror sin final, pero él sí sabe lo que significa un partido y un resultado como este para la gente del Valencia. Aunque también sabe que después de lo visto lo que ha de hacer un Director Deportivo en pleno uso de sus funciones es proponer la destitución del entrenador y no está nada claro que tenga potestad para hacerlo, por no decir que está medianamente claro que no la tiene.

Gary Neville aceptó en su momento un reto mayúsculo y al llegar se encontró un auténtico solar, un equipo mal hecho y mal preparado, sin una secretaría técnica que le apoyase y casi sin nadie con quien hablar de fútbol. Lo dejaron solo. Ha hecho cosas bien, ha mejorado la preparación, ha trabajado para ir recuperando uno a uno a los jugadores, aunque luego están los partidos y este en particular deja demasiadas sombras. Copa del Rey, semifinal, el Barcelona, once tíos muy buenos pero al fin y al cabo once tíos que eran un equipo. Enfrente, algo que no se sabe muy bien qué era ni cómo pretendía frenar al Barcelona. Por primera vez y de manera muy evidente los futbolistas que salieron a jugar no lo hicieron convencidos de que estaban haciendo lo mejor sino todo lo contrario, de ahí esa imagen de falta de ambición e impotencia que deja el Valencia en una de las noches más negras de su historia.