El Valencia vende que todavía no ha tomado la decisión sobre el futuro entrenador y el actual entrenador asegura que no le han dicho absolutamente nada sobre su futuro. Sin más objetivo deportivo que dar otro disgusto a todo el madridismo en el Bernabéu e intentar acabar esta liga tan lamentable más cerca del octavo que del que hace catorce, tampoco hay razón para tanto misterio alrededor de un asunto capital. Al contrario, al valencianismo le vendría muy bien saber ya el nombre de su nuevo referente. Al propio Valencia como club también. Porque, y hablando de todo un poco, después de una temporada tan mala, después de todas esas decepciones que han generado tanta frustración y desapego entre el club y sus aficionados, el Valencia CF no necesita solo un entrenador con prestigio y experiencia para salir adelante, necesita algo más. Una figura que aglutine, alguien con personalidad suficiente para llegar a la fibra sensible y hacer reaccionar a la gente, que sepa dónde está, qué es lo que se espera de él, qué puede hacer para elevar a la máxima potencia las virtudes y minimizar los defectos del club. Un líder de verdad.

Necesita el Valencia CF su particular Jürgen Klopp, por no acudir al tan socorrido ejemplo de Simeone y el Atlético de Madrid. El alemán no solo encaja en la épica que rodea al club de Anfield Road, además la potencia. Ha conducido hasta una final europea a un equipo que cogió hace pocos meses lleno de dudas, ha ilusionado y creado un vínculo emocional con la afición -también aburrida y desencantada -que se traduce en una entrega absoluta. En definitiva, una sola persona capaz de reactivar el club a todos los niveles.

Es poco más o menos lo que necesitan Suso García Pitarch y Peter Lim porque el Valencia, como el Liverpool, no es un club de fútbol más. No hay razón para seguir escondiendo los planes, ¿o sí?

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