Lo de Nani superó todas la previsiones. La gente se había desencantado tanto con el equipo en los últimos meses que las dudas sobre la respuesta del aficionado eran más que razonables. En el propio club de hecho las había. Todo lo que supone volver a ver a 12.000 almas en Mestalla para la presentación de un nuevo futbolista es una inyección necesaria porque, como dijeron la presidenta, el entrenador y el director deportivo allá a finales del mes de mayo, nada va a salir bien sin el apoyo de la afición. Y el aficionado, no lo olviden, por muy incondicional que pueda llegar a ser necesita este tipo de estímulos para creer en el proyecto, para saber que hay equipo y hay por delante una expectativa de volver a competir.

Operación Salida

Está ocurriendo una cosa bastante curiosa. Resulta que el personal está tan quemado con lo vivido en los últimos meses que se ve al aficionado valencianista casi más expectante con los futbolistas que van desfilando por la puerta que con los posibles fichajes que puedan venir. Y tiene su lógica. La gente ha captado algo que Suso García Pitarch venía viendo ya desde que aterrizó de regreso en el club en el mes de enero. Podrá fichar jugadores más o menos buenos, pero después de todo lo que hemos vivido es físicamente imposible hablar de un nuevo proyecto y generar una nueva ilusión si en ese equipo siguen jugadores como Barragán o Piatti. Y ojo, que estamos hablando de jugadores que tienen un nivel y que seguramente volverán a rendir en sus nuevos equipos, pero aquí en Valencia no solo no puede ser sino que además es imposible. No hay director deportivo ni entrenador ni presidente capaz de convencer a la gente de que esto ha cambiado si llega el primer partido y Barragán o Piatti están en el equipo. ¿Estaría también Parejo en ese paquete? Cuestión de opiniones, la mía es que no. Esa es en definitiva la esencia de la revolución anunciada cuando García Pitarch dijo aquello de que habrían cambios numerosos y significativos.

Negredo

Porque lo de Negredo, por ejemplo, es otra historia. Además de un rendimiento deficiente hay un contrato fabuloso que le firmó el Valencia cuando creía que se iba a comer el mundo, sin pensar que en el fútbol hay errores que se pueden pagar carísimos. No es que fichar a Negredo en sí fuera un error, porque podía haber salido bien. Los problemas de Negredo han sido el propio Negredo y una planificación de la temporada poco seria por parte del club. Todo suma.

Aprendimos

Al final, tenía razón Suso cuando, el día de su presentación, explicaba que en todos estos años que ha estado fuera ha cambiado algo más que el color del pelo. La experiencia le lleva a no cometer los errores de entonces y aprender de todas esas vivencias. Como cuando Rafa Benítez, después de haber demostrado que podía hacer campeón a este equipo, le decía que la clave estaba en traer caras nuevas, y no en renovar a los de siempre. Caras nuevas, ya sea después de ganar o después de perder.

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