La venta de André Gomes supera todas las expectativas posibles, no hay quien entienda eso de los 35+20+15 siendo estos últimos los millones que recibirá el Valencia en el improbable caso de que el portugués gane no la Liga ni la Champions, sino el Balón de Oro. Habrá que hacer un marcaje a ver lo que al final da de sí el trasiego de mercado entre Barça y Valencia, porque de momento André no ha sido un regalo, sino lo siguiente. Y aquí no se deslizan más que excusas, si no es la LFP es la Unión Europea, cuando se ha vendido a un futbolista del que habíamos escuchado decir muchas veces que era perfecto para construir el nuevo proyecto a su alrededor.

Igual tienen razón los que dicen que al final ni hacía tantos goles ni era tan determinante, pero de momento es un palo para los aficionados ver que se va otro buen futbolista por menos de la mitad de su cláusula. Eso también es importante y además lo sabemos porque lo anunció el Barça. Luego hay otros que se pueden ir y no son tan importantes para el aficionado, pero la situación representa un auténtico problema para el club y su entrenador. Casos como el de Parejo o el de Fuego, salgan o no, están haciendo mucho daño porque vienen a cuestionar aquello que, puestos a renunciar a muchas otras cosas, era innegociable: el compromiso y el sentido de pertenencia.

Más artículos de opinión de Julián Montoro, aquí.