Algo ha cambiado en el Valencia CF desde el día en que rechazó la oferta del Sevilla por Parejo y el día en que el club decidió señalar al futbolista por no estar centrado en los entrenamientos y en los partidos de pretemporada. Y lo que ha cambiado no puede ser otra cosa que las señales que envía un jugador cuando parece evidente que no está a gusto y quiere irse. No es el primero ni el último que pone al club que le paga en este aprieto, porque Parejo sabe que el Valencia no lo quiere vender, mucho menos por la oferta impresentable que han presentado y muchísimo menos al Sevilla, cómplice y además en plan buitre, conociendo el conflicto que ha generado en el Valencia y sobre todo a su entrenador.

En realidad, lo que está haciendo el Sevilla no es muy distinto a lo del Valencia con Diawara, intentar sacar tajada, aunque cambian algunas cosas. La fundamental, que Parejo no cobra tres mil euros al mes, renovó el verano pasado por muchos años y es uno de los jugadores mejor pagados de la plantilla, lo que supone una responsabilidad y un compromiso de profesionalidad que ha de estar por encima de muchas situaciones por desagradables que sean. Si se va, parece claro que no es por dinero sino por otras cuestiones, pero eso también estaría bien que los futbolistas lo pensaran antes de firmar y poner la mano. El problema con el dinero, eso sí, lo tiene el Sevilla, que esta vez tendrá que pasar por caja si quiere llevarse la pieza. No más regalos. Dicen allí que van a intentarlo de nuevo llegando a los 15 millones y todavía me parece poco. Aunque ya veremos. Después de exponer al jugador y dejarlo prácticamente contra las cuerdas ante la afición de Mestalla, que es lo que le faltaba a Parejo, son capaces de dejarlo tirado por cuatro millones. Tiene una cláusula que nadie va a pagar, pero si han vendido a Krychowiak por 26, ya tienen que saber por dónde van los tiros.

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