decía hace unos días que si yo fuera Pako Ayestaran empezaría a estar preocupado y, aunque sería mejor que las cosas fueran de otra manera, es bueno comprobar que nervioso sí está. Lógico porque esta aventura de entrenar al Valencia es muy bonita, ha de estar muy agradecido al club y tal, pero llega el momento en que hay que plantar la vara y decir las cosas como son. Además, él será el primero en pagarlo si esto no funciona, con o sin cánticos. Llevamos casi tres meses de planificación de la futura plantilla „sí, a estas alturas se puede hablar todavía de futura plantilla„ y todavía no le hemos metido mano como toca a la auténtica prioridad, que era volver a estructurar el equipo desde atrás, desde la defensa que fue un coladero la temporada pasada y desde ese centrocampista defensivo que se plante en esa zona ancha y dé seguridad al equipo. Sí, es cierto que inconvenientes hay muchos, que García Pitarch ha invertido casi todo su tiempo en intentar sacar a esos jugadores que sobraban para cuadrar los números y en dar la cara para todo lo que haga falta porque no hay nadie más en el Valencia que lo haga, pero no por ello deja de ser una realidad a dos semanas de la Liga. Hoy lo que han podido comprobar los aficionados, los que tienen que ir a aplaudir a Parejo el día de la presentación y los que acudirán a la llamada para animar el día de la UD Las Palmas, es que su equipo no está para ganar a dos equipos como el Bournemouth y el Crystal Palace, que no son el City ni el Liverpool ni el Chelsea.

Al menos los que ha traído hasta ahora el director deportivo tienen buena pinta. A Medrán ya lo habíamos visto y tanto Montoya como Nani elevan el nivel respecto a la temporada anterior en sus posiciones, que en definitiva es de lo que se trata cuando el objetivo es no volver a repetirla. Ojito con el portugués, podemos estar ante el nuevo ídolo de Mestalla.

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