El despido de Ayestaran no fue una buena noticia para el 'Flaco' Pellegrino, que volvió a perder en Mestalla como la última vez. No hay que estudiar más de lo justo todo lo visto en el partido para llegar a la conclusión de que con Pako el Valencia no lo habría ganado, al menos sin que el vasco traicionase sus principios. Voro también tiene ideas y principios, pero por fortuna vive entre nosotros. Sabe lo que necesita el equipo en momentos así porque es ya un auténtico especialista en estas situaciones. Había que partir de que el equipo está mal, no confía en sus posibilidades ni tiene una idea clara de lo que ha de hacer para ganar, lógico después de haberlo perdido todo y de todas las maneras posibles. Y a poco que el partido se pone cuesta arriba, le puede la presión. No era fácil salir a Mestalla a jugar con estas condiciones un jueves a las diez de la noche, había que ser muy práctico, jugar a algo seguro „si lo había„ y tener un poquito más de suerte. Y ocurrió. Primero ellos se metieron un gol y después el árbitro pitó penalti. Esto desde luego no vale para ganar siempre, pero es quizá una señal de que hay un camino para salir del pozo y cada uno ha de encontrarlo en sí mismo. Hasta aquí llega, una vez más, la lección de Salvador al Valencia CF. Servirá también el domingo, porque nadie duda ahora de que allí también es posible ganar. A partir de ahí, los que tienen que acertar son otros para traer el entrenador que de verdad necesita este equipo.

Momento Parejo

Fue el momentazo de la noche. Parejo puso el balón en el punto, dio unos pasos atrás y se detuvo. Unos segundos eternos, minutos, horas. Nunca se debe fallar un penalti, pero pocos habrían deseado en ese momento estar en el lugar del ´10´ instantes después de que desde la grada le cayera algún que otro silbido. Solo alguien como él, con la frialdad suficiente para desconectar. Si no la metía el Valencia no habría ganado el partido, estaría hundido y da hasta miedo pensar cómo la habría tomado la gente con él. Había muchas cosas en ese lanzamiento. Y entró.

Toquero

Gaizka Toquero no es Aritz Aduriz ni se le parece lo más mínimo, más bien es un delantero escasito de recursos, que corre mucho y en ocasiones pone su brillante calva con acierto para hacer algún gol, pero para el caso todo vale porque hacerle un gol al Valencia está muy barato. Si además es acción a balón parado, peor todavía. Si no falla la memoria este equipo no ha acabado un solo partido sin recibir un gol, ni siquiera cuando en los meses de julio y agosto se enfrentó a bandas de amiguetes. El entrenador que venga tiene trabajo con esto y mucho más, mejor que no olvide la pizarra a la hora de hacer el equipaje.

Afición y otros

A pesar del cabreo general por los malos resultados y la sensación de desorden, cosa lógica porque la gente empieza a mosquearse con tantos errores, el equipo tiene detrás a su afición, que lo demuestra partido tras partido. Cada uno anima lo que puede o lo que le nace, y los que no lo hacen ellos sabrán por qué o para qué. Luego hay mucho aprovechado que pretende sacar partido del mal momento para su propio beneficio. Aunque el objetivo es que parezca que esto se hunde o que se hunda si hace falta, lo tienen mal.

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