Equilibrio es la primera palabra que ha pronunciado Césare Prandelli después de analizar lo que necesita con urgencia el equipo que han puesto en sus manos. No le falta razón porque hoy el equilibrio del Valencia, el que ha tratado de gestionar Voro en estos quince días, es el de un individuo caminando por la cuerda floja. A la mínima que sople el viento, se cae. Si me voy al ataque con todos, como creyó Pako que podía triunfar, pierdo porque de medio campo hacia atrás no tengo jugadores para aguantar el tirón. Si me quedo más atrás, arriba no tengo un futbolista resolutivo capaz de hacer daño en las pocas ocasiones que voy a generar. Ahí vive atrapado el Valencia, al desnudo tras el paso del primero de los grandes por Mestalla. Lo que hay no da para competir a la altura de un proyecto como el rojiblanco, al que este equipo llegó a tutear cuando hizo las cosas bien. Aunque también es verdad que lo que hay, bien administrado, daba para tener hoy algo más que seis puntos en la clasificación.

El caminoMucho trabajo y refuerzos

Voro, hasta donde ha podido y hasta quizá un poco más, ha dejado entrever con mucha más claridad que el elegido por dónde se llega al camino que desde ahora tendrá que recorrer el nuevo entrenador. Las dudas que le podían quedar al italiano se las habrá resuelto el Atlético de Madrid en solo noventa minutos. El equilibrio del que habla Prandelli para el equipo se resume fundamentalmente en trabajo, molto lavoro, y también cambios urgentes para el mercado invernal. Ha dicho que la base es buena, lo que vamos a ver en breve es cuántos son los que en realidad forman esa base para que al final no nos pase como con Fernando Alonso, del que ya celebramos hasta un séptimo puesto que de momento parece hasta inalcanzable para el Valencia.

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