Existe una opinión bastante generalizada que coincide en que la derrota es injusta aunque, en realidad, da más la impresión de que lo injusto es la victoria del Sevilla, que casi sin tener una sola ocasión clara ante la portería de Alves hizo los dos goles -el primero se lo regaló Garay en una acción desgraciada- que le dieron el partido. Uno más que se deja por el camino el Valencia y ya son demasiados. Dice el entrenador que jugando así perderán pocos más y todos queremos creerle, él es el que sabe aunque puso a Siqueira el día menos indicado. Ojalá acierte, porque según lo visto hasta ahora no es ni mucho menos así. Jugando así no vale para ganarle al Sevilla cuando viene de disputar el miércoles noche un duro partido con la Juventus. Y, si como de costumbre lo hace un poco peor, no le vale para ganarle a nadie. El resultado casi siempre es el mismo.

Entrando en detalles, los deméritos del equipo de Prandelli son mucho más determinantes que todas esas cosas que el italiano ha podido mejorar o está en el camino de hacerlo. Al Valencia es demasiado fácil ganarle, es un equipo muy light. No es contundente en defensa si dejamos aparte a Mangala, no impone el debido respeto en el centro del campo y en el ataque es víctima de la apuesta del propietario por Rodrigo. El domingo hay otra final en Mestalla...

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