Viendo los últimos partidos es evidente que Prandelli tiene que hacer jugar a este equipo más y mejor de lo que lo está haciendo, y para eso va a tener que construir una coraza para aislarse de la guerra que se cuece fuera, donde hay gente valencianista que de verdad está preocupada por el equipo y por el club pero también los hay que van única y exclusivamente a por lo suyo. No es la primera vez que el equipo se hace fuerte en medio de la batalla campal, aunque también puede ocurrir lo contrario. Esa coraza no es una simple barrera en la entrada de Paterna, es desplegar toda su sabiduría y toda su experiencia para sacar el máximo a estos jugadores, darles la tranquilidad y la confianza que no tienen para jugar a fútbol. El análisis de lo ocurrido en esa segunda mitad contra el Málaga es importante, porque no se puede hacer peor aunque sobraron apenas treinta segundos para que saliera bien.

En definitiva, para eso ha traído el Valencia a un entrenador con su experiencia, veteranía diría, aunque lógicamente necesita aliados en el club que le ayuden o al menos no le pongan palos en las ruedas, que apaguen fuegos en lugar de provocar incendios. Necesita que el propietario cumpla su compromiso adquirido -palabra de Lim- y haga todo lo posible por mejorar el equipo, a estas alturas ya se habrá convencido de que hace falta. Y necesita que de ese consenso con el director deportivo -hoy por hoy se traduce en Simone Zaza, quizá también un centrocampista y veremos si algo más- vengan dos o tres fichajes acertados en enero. Hay muchas cosas en juego.

Más artículos de opinión de Julián Montoro, aquí.