Para muchos sigue siendo más sensato mostrar descontento con la esperanza de que el dueño del Valencia reaccione y haga cambios de verdad que hacerlo con el único objetivo de que se vaya. Eso es lógico porque, unos más y otros menos, se entiende que es complicado que Lim se vaya así como así y hasta se puede dudar de que eso sea lo mejor que puede pasar ahora, sobre todo porque tendría que haber una alternativa de verdad y a ser posible mejor de lo que hay. Claro que, a medida que van llegando noticias, también se puede pensar que aquí no va a cambiar nada sustancial y el plan de la presidenta y su director de comunicación consiste en buscar apoyos para rebajar el tono de la crítica. Eso, además, ya ha pasado, y hay quien lo compra pero la afición tiene pinta que no. A ver si después de las últimas ocurrencias con las que nos han sorprendido, nunca mejor dicho, anuncian de verdad qué es lo que quieren hacer con el Valencia además de rebajar todavía más el presupuesto la próxima temporada. No es fácil que les creamos. Su proyecto a largo plazo se empieza a ver ya como algo a lo que no llegaremos nunca -vivos- mientras en el corto plazo sigan con un despropósito tras otro. Y lo mejor es que, con el equipo como está y esa sensación de ir dando palos de ciego que transmiten, todavía hay mucha gente dispuesta a escuchar y darles una oportunidad. Lo dicho, lo han tenido todo para triunfar.

Más artículos de opinión de Julián Montoro, aquí.