Acostumbrados a ver jugadores y entrenadores de Erasmus en València, aunque también hay quien lo llama de otra manera, este club no puede dejar pasar la oportunidad de reinventarse a partir de un futbolista en vías de obtener el doctorado como Carlos Soler. Por él pasa ese futuro que ahora vemos tan negro pero que, con alguien que venga a aportar criterio y gobierno a este club, podría no serlo tanto. Eso si Peter Lim no decide venderlo el próximo verano, porque ya sabemos qué está pasando cuando una joven estrella del Valencia CF cae en gracia en el Camp Nou, como ocurrió sin ir más lejos este domingo. Ofertas habrá que al chico intentarán marear, aunque es el propietario el que ha de tener claro lo que puede y no puede hacer. Y sobre todo contárselo a la presidenta, al director deportivo y al director general que seguimos esperando con expectación. El año pasado todo se hizo tarde y, como consecuencia, salió mal. A ver si es verdad que alguna vez empiezan aprender de sus propios errores y ponen esto en marcha. La temporada se ha acabado.

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