E l fracaso de Meriton lleva a pelear este domingo contra el Osasuna por no ser el peor Valencia CF de la historia y, como imagen más exportable de ese rápido deterioro, rezando para no ser cuatro gatos mal contados en la grada de Mestalla. La temporada acaba de una manera tan mísera que al propio Peter Lim se le tienen que haber quitado las ganas de jugar a director deportivo propietario todopoderoso, o eso parece a juzgar por las primeras conclusiones que conocemos de la cumbre celebrada esta semana en Singapur. Eso o que el amo decide ahora delegar porque en realidad está en otras cosas.

Sea como sea, la cuestión es que el Valencia necesita un entrenador que ofrezca cierta garantía de estabilidad precisamente porque el club y el proyecto en sí no la tienen, toda la inversión realizada en estos dos años y medio desde la compra de las acciones no ha servido para que el Valencia CF tenga una vida y un camino propios y deje de depender de tres o cuatro resultados en el comienzo de temporada. Cada fracaso supone una rebaja presupuestaria que lo conduce a un callejón sin salida.

Los candidatos son los que son, los que Alexanko y Alemany han puesto sobre la mesa del propietario. De ahí saldrá el elegido que al final maquillarán de consenso, será el primero con el que se llegue a un acuerdo en las condiciones económicas y deportivas que plantea el club, que no son desde luego la bomba pero ocurre que el Valencia CF, a pesar de lo mucho que lo han deteriorado, sigue siendo el Valencia CF. Sin Champions, sin competir en Europa, con un proyecto deportivo que genera dudas y ofreciendo al futuro entrenador menos dinero que por ejemplo Sevilla y Celta, entrenar hoy en Mestalla y devolver al equipo al lugar que merece por su historia también es un reto para muchos. En realidad, esto parte de tan abajo que es lo mejor que puede ofrecer el club.

Más opiniones de Julián Montoro.