El verano que el Valencia CF fichó a Rafa Benítez el madrileño no fue la primera opción, ni la segunda ni la tercera, porque antes hubo otros intentos fallidos. Y acertaron, no solo por las ligas, el doblete y el mejor equipo del mundo sino también porque en su trayectoria Rafa ha demostrado ser mejor entrenador que todos los que dijeron "no". Esas cosas pueden pasar, pero lo lógico es que un club lo dé todo y haga lo imposible para que su primera opción sea "sí", porque se supone que es el mejor técnico posible y el más adecuado.

Más vale que hayan resuelto positivamente todas las dudas que pudiera tener Marcelino, como parece, porque al final está en juego el proyecto deportivo pero también la imagen y el escudo del Valencia. No se trata ni mucho menos de desacreditar a Marcelino, que es un buen entrenador y seguramente de lo mejor que han podido elegir, ni a ningún otro, pero un club como el Valencia CF no se puede permitir que entrenadores que nunca han dirigido un equipo con más historia, afición y títulos que este le digan que no. Si eso llegase a ocurrir no sería culpa de la afición ni de la prensa ni de los horarios de Tebas, sino de los que dirigen y gestionan. Este tiro no se puede fallar.

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