Alemany -o Alemani- y Alexanko llevaban semanas hablando con agentes de futbolistas de la plantilla, especialmente los que han de salir este verano sea como sea, pero todavía no habían reunido el valor para enfrentarse al toro, al bou, que es evidentemente Jorge Mendes. No porque les fuera a cornear, no es el caso, sino por la estrecha relación que tiene el portugués con Peter Lim, un vínculo que los propios ejecutivos de Meriton desconocen hasta dónde llega, y sobre todo por la cantidad de jugadores sobre los que tiene influencia. La duda de que pueda llegar un día cualquiera de julio o de agosto y tanto Murthy como Alemany y Alexanko se encuentren con un André Gomes o un Paco Alcácer siempre estará, pero el asunto es que ya han ido a ver al súper agente para ver qué pasa con Cancelo, con Mangala, Bakkali o Mina. Y para pedirle colaboración en otros asuntos como Enzo Pérez y Santos, salidas clave para el proyecto que se inicia con Marcelino. Lo han hecho en cuadrilla, por si era necesaria la intervención de subalternos, pero tampoco es el caso. Hoy, y quizá no sea muy popular decir esto, se empieza a ver medianamente claro que el problema del Valencia no ha sido Mendes, sino Lim, sus caprichos y la gente que puso a dirigir el club sin tener ni idea de lo que les caía entre manos. Creo, y es solo una intuición pero muy fuerte, que Mendes les va a ayudar.

Rubén Baraja: Admiración y tristeza

Escuchar y leer a Rubén Baraja hablando del Valencia CF, el de ayer, el de hoy y el de mañana, es una auténtica delicia por la admiración que produce el personaje y todo el fútbol que hay en sus palabras, pero produce mucha tristeza. Es inevitable. La gente cree en Marcelino, el propio Baraja confía en que es la mejor decisión que han tomado en mucho tiempo, pero seguimos echando en falta en el club y en puestos de máxima responsabilidad gente que sabe lo que dice, que lo ha vivido, que lo ha sentido y que ha hecho al Valencia campeón como Baraja, o como Ayala y Rufete sin ir más lejos.

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