Francesco Totti, palabras mayores, se despedía este domingo de la Roma y lo hacía dejando al equipo en la Liga de Campeones. Han sido 25 años, pero un solo club y una única camiseta. No hace falta decir más porque son datos que lo dicen todo sobre uno de esos futbolistas que ya no existen en un fútbol tan exigente, competitivo y donde la tentación espera a la vuelta de la esquina en forma de ofertas mareantes. David Albelda, si hubiera jugado hasta los cuarenta que todavía no ha cumplido y no hubieran pasado las cosas que en su día ocurrieron.

Lo decía Baraja, pareja de baile durante tantos años de Albelda precisamente, lo de Totti es irrepetible pero todo club grande necesita futbolistas que tengan este grado tan elevado de identificación con una camiseta y un sentimiento, todo lo contrario de lo que el Valencia ha venido haciendo estos últimos años con sus jugadores importantes, incluso los que se formaron desde niños en su cantera. Sin ese vínculo los éxitos podrán llegar, pero siempre serán efímeros. Y esto no depende solo de los futbolistas, es función de los que mandan generar la filosofía, la estructura de club y las condiciones para hacerlo posible, y muchas veces lo es de los representantes hacerlo imposible.

Está bien reunirse con Mendes porque es absolutamente necesario aclarar cosas y pedir su colaboración, pero aquí los que han de dar la talla y partirse la cara son los responsables del club y del proyecto del Valencia, que de momento han firmado al entrenador que quiso traer García Pitarch, aunque no por ello deja de ser una buena decisión. Queda casi en anécdota que tuvieran ya apalabrado a Setién. Quisieran quedarse al central que trajeron Mendes y Suso, han llamado a Albiol, a Camacho, a Ghezzal, a Vietto y alguno más de Italia que ya estaba en los planes anteriormente. Como decía Benítez, cuando no hay mucho dinero, buena es la imaginación.

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